
de: ARISTIDES UREÑA RAMOS
Santiago de Veraguas.
De pequeño cuando llegaban las vacaciones de verano, nuestros padres solían mandarnos de vacaciones al poblado de Montijo. Desde allí, en poco tiempo, nos trasladábamos a la finca de la “Caleta”, donde se encontraban los hermosos arrozales situados muy cerca del mar.

Dichos cuentos, desde el mismo anuncio de sus títulos, ya intrigaban la curiosidad: “La pelea del lagarto con cabeza de venado”, “La culebra gigantesca que se comió dos caballos ”, “ El hombre sin cabeza ”, “ La iguana que con un coletazo corta los árboles del manglar ”, “ El hombre que se lo llevó el diablo”, “ Las tuliviejas de Rio de Jesús ” y otras.
En el Cuento que les narraré, mi Abuela juega un papel importante y es por este motivo que empezaré por explicar quién era ella.
Mi abuela fumaba (como todos los presentes) hojas de tabaco amarrados con hilo "pa' cosé", pero la novedad de este gesto, era que cuando aspiraba el cigarro, metía la parte encendida en su boca, provocando en mí la curiosidad, que todavía no llego a comprender, de porqué el cigarro no se apagaba.
Y bien; en medio de las tertulias de los peones “enguarapaos hasta los cachos” y la fuerte fragancia del tabaco, mi abuela pasando la totuma de guarapo a su marido, (mi abuelo) que como siempre se encontraba apartado en el ángulo de la esquina del portal, tratando de ocultar bajo su sombrero sus azules ojos; iniciaba sus cuentos de “ Diablos y Brujas ” que muchas veces, iniciaba con introducciones de este tipo:
--“Nadie lo sabe, pero sabemos que hay que pelar el ojo, porque los diablos y las brujas se visten de gente normal y se acercan a nuestros caseríos, cuando se celebran las fiestas patronales para confundirse entre la gente y engañarnos llevándose a los hombres mujeriegos y a las mujeres culo caliente”....
-Fue en uno de estos momentos cuando escuché un Cuento que me ha acompañado desde mi niñez; recuerdo que cada vez que mi abuela comenzaba a narrarlo, todos los presentes callaban, ya que, como verán, se trataba de un “Mágico Cuento”, que nunca se sabía como iba a terminar.
EL CUENTO del TRIANGULO de las BRUJAS de VERDES—AGUAS
Con fuerte olor de tabaco, guarapo y clavitos de canela, del grupo salió un pedazo de árbol, era un tronco vacío en su interior, que servía como pujador, para marcar el ritmo del momento...Mi Abuela se ponía en el centro de la ronda....volteando los ojos hacia las blancas pupilas, comenzaba a danzar suavemente, meciendo sus desteñidas naguas, delicados movimientos que venían a ser interrumpidos solo por contracciones bruscas de espasmo y sordos gemidos. Y así iniciaba su narración:
“En un bohío encaramado sobre un cerro, cerca del caserío de Icaco (por las regiones de Soná ), vivía una anciana señora, que acostumbraban llamar“ LA BRUJA DE LA PEÑA ” ya que provenía de la Peña, un vecino poblado de la ciudad de Santiago. La señora se encontraba en ese puesto porque tenía que cerrar el TRIANGULO NORTE de las brujas de Verdes-Aguas. Dicho triangulo contaba en su base con otros dos puntos cardinales, uno al ESTE ( Ponuga ) y otro al OESTE ( Santa Fe ) donde vivían también otras dos brujas.....El CENTRO del poder de todas las brujas (para ese entonces) se encontraba en la Peña.”
Dicha señora anciana, era de origen africano y de la familia de mi abuela y le había “echado este cuento” con la promesa de transmitirlo a todos sus nietos, así que cuando hablaba se dirigía hacia nosotros, los más pequeños...continuaba mi Abuela:
"En nuestros caseríos que se encuentran bajo la protección del TRIANGULO, nacerán tres Jinetes y un Arcángel en distintos momentos, serán embarradores de colores, y tendrán el oscuro privilegio de conocer el secreto de la separación del rojo del achote, tendrán que recoger las tonadas, los sonidos de los manglares, el canto de los borrigueros y los Alambiques donde se construyen los colores de las mariposas.

--Carlos Francisco Chang Marin- Los Leones 1922


Aristides Ureña Ramos Santiago- 1955.
Ellos comentaban que quien hablaba eran las brujas de la Peña y que mi abuela:
--“era como una Radio que trasmitía todo lo que las brujas querían narrarnos a través de ella”.
Lo del “trance” o estado de hipnosis en el que caía mi abuela, sólo le sucedía cuando fumaba el tabaco y narraba esta extraña historia y siempre dio un final diferente. Lo que si recuerdo bien de estas anécdotas, es que todas terminaban con una visión apocalíptica que le permitía abrir la posibilidad de unir este a otros cuentos.
Al día siguiente de estos acontecimientos se comentaba en los “cuchicheos” entre los presentes al evento. Se decía que mi abuela, cambiando la expresión del rostro, tomaba una voz “masculina” y terminaba los cuentos anunciando con tales frases otros presagios:
--“El tiempo en que los borriguerros salieron de sus huecos”,--
ESTE CUENTO HACE PARTE DE UNA TRIOLOGIA SOBRE VERAGUAS.
1-El cuento del triangulo de las Brujas de Verdes-Aguas.
2- El tiempo en que los borriguerros salieron de sus huecos.
3-Los orígenes de Verdes-Aguas.
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