sábado, 15 de octubre de 2011

“LAS MANDAS PÍCARAS” ARISTIDES UREÑA RAMOS

MI PADRE JESÚS NAZARENO Y LAS MANDAS

“LAS MANDAS PÍCARAS”

de ARISTIDES UREÑA RAMOS -1984


 (foto cortesia de Foto 2mil)

Era muy temprano y los primeros rayos de luz iluminaban la Catedral de Santiago. Arrodillados frente al altar mayor se encontraban Jacinto y Pablo, dos personajes bien conocidos dentro de la comunidad santiagueña, que gozaban de la fama de haraganes y flojos.
Ellos cada año, para el periodo de las MANDAS a nuestro señor Padre Jesús Nazareno de Atalaya, se ingeniaban para encontrar soluciones que le facilitaran el cumplimiento de tales empeños.

. Fueron tan bochornosas sus empresas que sus hazañas eran conocidas como LAS MANDAS PÍCARAS, como también era fuerte la reprobación por parte de la Curia y de la gente de buena Fè, debido a que criticaban la facilidad, con la cuales estos dos sujetos agradecían los milagros recibidos.

Lo excepcional de todas estas historias, era que estos dos haraganes, recibían cada años, las ayudas pedidas a nuestro señor Padre Jesús Nazareno de Atalaya, como si ellos dos tuvieran una línea directa con el Santo, que no dejaba de concederles siempre el milagro pedido a cambio de promesas de penosas y dolorosas mandas, nunca cumplidas a deber adquirido, irritando a todo el pueblo santiagueño.

Y cada vez que llegaba, el periodo de restitución del milagro recibido- através de las MANDAS- en el pueblo se comenzaban a narrar los cuentos de estos dos haraganes, que con mucha rabia aquí les voy a contar:





“LA MANDA DE LOS POROTOS CHIRICANOS”



Cuentan que Jacinto y Pablo pidieron a nuestro señor Padre Jesús Nazareno de Atalaya que le diera una ayuda para conseguir un trabajo que fuera SEGURO, FIJO Y BIEN RETRIBUIDO, pero que no fuera de mucha fatiga, que se trabajara poco y sin tanto empeño, ni dolor de cabeza.

Y por tres domingos consecutivos Jacinto y Pablo asistieron a las misas de 6:00 y de 9: 00 de la mañana, como también a la de las 7:00 de la noche, en la Iglesia de Atalaya, rezando con mucha devoción y gran concentración mental.

Y como agradecimiento al Divino y por intercepción, supuesta, de nuestro señor Padre Jesús Nazareno de Atalaya, el milagro se cumplió.

Dicen, que los dos haraganes fueron llamados por el Presidente de uno de los partidos políticos que había ganado las elecciones presidenciales, para nombrarlos inmediatamente con los cargos de TÉCNICO AMBIENTAL PARA EL ASEO DE LAS PLAYAS DE SANTIAGO, y el otro como: FUNCIONARIO ENCARGADO DEL CENSO PATRONAL DE LOS CANGUROS VERAGUENSES, con un sueldo de B/ 3.500 balboas y 500 balboas de viáticos cada uno.


Milagro este que puso muy contentos y felices a los dos haraganes, ya que en Santiago no existen playas, ni muchos menos Canguros veragüenses.


Pero si como en las cosas Divinas no hay que poner boca, ya que “leche es leche” y los demás, cuando nacemos “si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos” si culpa del Señor, y el poder tener todavía aliento para seguir echando este cuento, es por gracia divina, continuamos bravo en la narración de los acontecimientos.

Los dos flojos -en cambio- como agradecimiento al milagro, habían prometido una DURA MANDA, que consistía, en que irían caminando desde la Catedral de Santiago hasta la Iglesia de Atalaya, colocando dentro de los zapatos, una libra de porotos chiricanos, como sacrificio de agradecimiento por el milagro recibido.

Y fue así que llegó la semana de las celebraciones de las Mandas al Cristo Milagroso de Atalaya.

Los dos flojos se presentaron de mañanita temprana con una libra de porotos chiricanos cada uno y las acomodaron poco a poco dentro de los zapatos, calzándolos con gran dificultad, salieron de la Catedral de Santiago camino a la Florecita.

Habían llegado- con mucha dificultad- a la placita San Juan de Dios, que los haraganes se tiraron por el suelo, llorando y berreando del dolor, desamarrándose los zapatos y deshaciéndose de la tortura que le procuraban los porotos chiricanos.

Y así por cincos días, se repitió la misma escena, con llantos de dolor y gritos de compasión que los dos haraganes, como comedia del Purgatorio, recitaban todas las mañanas en la placita del pueblo.

Y para sorpresa de toda la comunidad, el sexto día -JACINTO Y PABLO- caminaron toda la manda, desde la Catedral de Santiago, hasta la Iglesia de Atalaya, cumpliendo con su misión.


El Obispo, que se encontraba, asistiendo a los peregrinos fuera de la Iglesia de Atalaya, al ver la hazaña cumplida por los dos haraganes, se acerca a ellos, para felicitarles y tratar de comprender como habían hecho para soportar tanto dolor, preguntándoles con mucha curiosidad, insiste afectuosamente en que le contaran, el grande sacrificio sostenido de la férrea Fe en cumplir la Manda…espera respuesta de los dos alegres y sonrientes buenos cristianos.
Respondió Jacinto, que era el más elocuente, diciéndole con una grande sonrisa al Obispo:
--“ Mire Eminencia, en nuestra promesa, nosotros prometimos caminar con una libra de porotos chiricanos dentro de los zapatos. Y, nunca dijimos como iban a estar los porotos, pues los hemos hervido hasta que quedaran bien blanditos y los pusimos dentro de los zapatos y así cumplimos con la manda a nuestro señor Padre Jesús Nazareno de Atalaya”--.
Dicen que el Obispo se desmayo de un sólo golpe y se fue recuperado en el hospital por tres meses y que para que se recuperara emotivamente, lo tuvieron que mandar dos meses a Roma para que regresara otra vez, a seguir con mucha amor a sus queridos parroquianos santiagueños.

ARISTIDES UREÑA RAMOS - Florencia/ Santiago 1984.



LA SERIE  de "LAS MANDAS PICARAS" cuenta con 6 CUENTOS..este es el Primero. 

1 comentario:

  1. Muy elocuente este cuento, la verdad que no deja de verse gente como Jacinto y Pablo en las comunidades de nuestra campiña.
    Te felicito Aristides por tu seleccion de narraciones que nos entretienen e ilustran nuestras costumbres interioranas de tu autoria,

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